Los últimos comicios presidenciales y parlamentarios trajeron más de lo mismo, reafirmando, una vez más, que el reciclaje político en Chile es una historia de nunca acabar. Para muestra un botón: veintiocho y hasta treinta y dos años sumarán algunos parlamentarios en el poder y, por lo visto, no tienen intenciones de dejar su lugar.

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Domingo 17 de noviembre. Por fin llegó el día de las elecciones presidenciales…aunque pareciera que los últimos cuatro años demoraron mucho menos que mil 400 días. Inevitable sentir que no ha pasado tanto desde que Frei y Piñera eran quienes protagonizaban la lucha por el sillón presidencial.
En ese entonces, el voto era obligatorio y probablemente muchos de aquellos que se levantaron ese día a marcar su opción, se quedaron esta vez siguiéndolo por televisión o viendo películas. Por otro lado, están los que hace cuatro años, ya sea por no tener la edad suficiente o por simple desinterés, estaban en la otra vereda y, en esta oportunidad, decidieron invertir papeles y rayar su papeleta. Dentro de esos, estoy yo.
A tres horas de que se cumpliera el tiempo mínimo para el cierre de mesas, decidí salir. Asumo que hacerlo a las 15 horas con cerca de 30 grados y un local de votación a diez cuadras de la locomoción más cercana, no fue la mejor opción, pero había que cumplir con el deber ciudadano.
En Talca, ciudad donde voto, no existen los Golborne, Allamand, Zalaquett y Alvear. Poco importa la farándula política santiaguina y los candidatos a diputados y Core son los mismos para toda la ciudad. Sin embargo, en lo que no existen diferencias es que, al igual que en el resto del país, los candidatos son siempre los mismos.
Aunque sea difícil de creer, 28 son los años que cumplirán en la Cámara de Diputados Germán Verdugo (RN) y Sergio Aguiló (IC). Con un 26,03% y un 26,77%, respectivamente, fueron elegidos para representar al Distrito 37 (Talca) en la Cámara Baja y ni siquiera necesitaron abundante propaganda para conseguirlo, ¿Es que acaso ya lo sabían? ¿Tan predecible somos frente a las “caras conocidas” de la política nacional que no necesitan esforzarse para convencernos?
Yo creo que sí y ellos lo saben. Ellos, nosotros, todos. Aún así, hay quienes insisten en el cuento de que “hay que renovar la política”. Se repite hasta el cansancio que no se quiere más de lo mismo, no obstante, cuando se está en la cámara secreta, solo, con un lápiz en la mano y la papeleta enfrente, es como si el cerebro se apagara y la mano se fuera solita a los Germán Verdugo y a los Sergio Aguiló.
El antiguo dicho popular: es mejor un diablo conocido que otro por conocer, no tiene un escenario más preciso para aplicarse, que la contienda política chilena. Es de esperar que en algún momento la renovación política se haga realidad; quizá el arribo de ex dirigentes estudiantiles al Parlamento sea una señal de aquello. Por ahora, Chile es testigo cómo los diablos conocidos se aferran a su reinado con forma de hemiciclo.
(*) Estudiante Escuela de Periodismo, U. de Santiago de Chile.
Comentarios
Felicitaciones!!
Qué alegría comprobar que en la universidad donde me formé, hay estudiantes de periodismo con opinión....
Felicitaciones María Ester!
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